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jueves, 26 de noviembre de 2009

El uso del suelo para combatir las emisiones de gases de efecto invernadero

Una nueva investigación sugiere que las emisiones de metano procedentes del ganado y las de óxido nitroso de las explotaciones agrícolas en Europa son equilibradas por la absorción de dióxido de carbono realizada por los sumideros que componen los bosques, praderas y turberas del continente. Sin embargo, la tendencia ascendente de la agricultura intensiva y la tala de bosques es probable que convierta el suelo europeo en una fuente importante de gases de efecto invernadero, según se advierte en un artículo de la revista Nature Geoscience. Para remediar esta situación, el desarrollo de políticas de gestión del suelo encaminadas a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero debe establecerse como prioridad.

FUENTE | CORDIS: Servicio de Información en I+D Comunitario 26/11/2009

Estas conclusiones proceden del proyecto financiado con fondos comunitarios CARBOEUROPE («Evaluación del balance de carbono terrestre europeo»), cuyo objetivo es comprender, calcular y predecir el balance del carbono terrestre en Europa. CARBOEUROPE recibió una financiación de 16,3 millones de euros mediante el área temática «Desarrollo sostenible» del Sexto Programa Marco (6PM) de la UE y cerca de 30 millones de euros de fuentes nacionales.

Dirigidos por Detlef Schulze, del Instituto Max Planck de Biogeoquímica (Alemania), los investigadores del proyecto reunieron estimaciones de los flujos europeos de dióxido de carbono, metano y óxido nitroso producidos entre 2000 y 2005 para generar el balance de gases de efecto invernadero correspondiente a Europa. Sus análisis desvelaron la existencia de un sumidero de carbono en los bosques y praderas del continente que almacena 305 millones de toneladas de carbono cada año. Un sumidero de esta magnitud podría neutralizar una quinta parte de las emisiones procedentes del consumo de combustibles fósiles. Sin embargo, los terrenos agrícolas y los drenajes practicados en turberas emiten CO2, anulando parte del efecto de este sumidero.

Además, se liberan otros gases de efecto invernadero debido al uso del suelo, inutilizando casi por completo el efecto del sumidero de carbono. Esto significa que el suelo europeo sólo elimina alrededor del 2% de las emisiones de gases de efecto invernadero producidas por los hogares, el transporte y la industria.

Para realizar sus cálculos, el proyecto CARBOEUROPE desarrolló un programa de observación y modelización que ofrece una mayor resolución espacial y temporal. El proyecto también investiga los mecanismos básicos de control del ciclo del carbono en los ecosistemas europeos.

Para realizar su trabajo, los investigadores calcularon los flujos biológicos de gases de efecto invernadero de dos formas. En primer lugar separaron los flujos industriales y geológicos de los atmosféricos. En segundo lugar, midieron la absorción y emisión de CO2 en bosques, praderas, tierras de cultivo y turberas y los extrapolaron a toda Europa teniendo en cuenta cambios en el uso de suelo, el comercio de madera y alimentos, el transporte fluvial, la oxidación del metano y la extracción de turba. Parte de los investigadores dedicados al proyecto utilizaron una metodología novedosa que incluyó inventarios de bosques rusos, nuevos modelos de tierras de cultivo y estimaciones actualizadas de la transpiración de los bosques, así como las pérdidas y ganancias de carbono en el suelo tras un cambio en el uso del mismo.

«Estos descubrimientos muestran que si pretendemos que el suelo europeo contribuya a mitigar el calentamiento global, es necesario cambiar la gestión actual del suelo», admitió el profesor Schulze. «El metano y el óxido nitroso son dos gases de efecto invernadero realmente potentes y hemos de gestionar el suelo para reducir su emisión.»

Desarrollan un método para producir plásticos ecológicos

La posibilidad de fabricar un plástico 'verde' está hoy un poco más cerca. Un equipo de científicos de la Universidad KAIST en Seúl ha logrado producir polímeros a través de la bioingeniería, en lugar de utilizar combustibles fósiles.

FUENTE | El Mundo Digital 24/11/2009

Los polímeros son macrocélulas orgánicas a partir de las que se fabrican los plásticos de uso común, como botellas o bolsas de supermercado. Según afirman sus creadores, esta nueva técnica permitirá la producción de plásticos biodegradables y de baja toxicidad.

La investigación, publicada en la revista 'Biotechnology and Bioengineering' y recogida por CNN.com, se ha centrado en el Ácido Poliláctico, o PLA, un polímero constituido por moléculas de ácido láctico que se degrada fácilmente en agua y óxido de carbono.

"El poliéster y otros polímeros que utilizamos todos los días derivan en su mayoría de combustibles fósiles producidos en una refinería a través de procesos químicos", explica el profesor Sang Yup Lee, responsable de la investigación. "La idea de producir polímeros a partir de biomasa renovable ha atraído gran atención por las crecientes preocupaciones sobre el clima".

Según sus creadores el PLA, que es biodegradable y de baja toxicidad supone una buena alternativa a plásticos basados en petróleo. Hasta ahora se venía produciendo en un costoso proceso de fermentación y polimerización química. Sin embargo, los científicos coreanos lo han conseguido con la modificación metabólica de la bacteria Escherichia coli. "El calentamiento global y otros problemas medioambientales demandan que desarrollemos procesos sostenibles basados en energías renovables", asegura Sang Yup Lee.

Nueva proteína implicada en el control génico

Un equipo internacional de científicos ha identificado una nueva proteína denominada BAHD1 que puede cambiar la estructura de un cromosoma y es responsable de la silenciación de la expresión génica.

FUENTE | CORDIS: Servicio de Información en I+D Comunitario 24/11/2009

El estudio, que ayuda a ampliar conocimientos sobre la regulación génica, se ha publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS). La investigación formó parte de PATHOGENOMICS («Cooperación y coordinación transgenómica de secuenciación del genoma y genómica funcional de microorganismos patogénicos humanos»), un proyecto comunitario de ocho años de duración perteneciente a ERA-NET que estará en marcha hasta 2012 y recibirá 3 millones de euros de financiación a través del Sexto Programa Marco (FP6).

En la investigación colaboran quince socios, entre los que se encuentra el Instituto Pasteur de París (Francia), el Centro Nacional de Investigación Científica de Francia (CNRS), el Instituto Nacional de Investigación Agronómica (INRA, Francia) y el Instituto de Investigación de Jülich (Alemania).

Una célula tumoral se origina por un cambio en los genes y por lo tanto en la composición química de una célula. Una de estas vías cancerígenas ha sido descubierta gracias a la investigación sobre el desarrollo embrionario. Una vez alcanzada la madurez, las células deben renovarse para que órganos y tejidos se mantengan sanos. Sin embargo, en el caso del embrión, sus órganos deben desarrollarse desde cero. Según parece, la activación de genes que sólo están activos en el embrión puede ser la clave del crecimiento de un cáncer.

La expresión génica es la forma en la que los genes expresan su código genético particular. Todas las células poseen los mismos genes, pero normalmente cada una de ellas sólo es capaz de usar aquellos directamente relacionados con su función. Sin embargo, algunas veces el sistema no funciona como es debido y se expresan variantes patológicas de genes que pueden provocar enfermedades genéticas o cáncer.

Todas las células de cualquier organismo (el cuerpo humano, una planta o un animal) poseen la misma información genética, pero la expresan de formas muy distintas. Por ejemplo, la piel, el pelo y los dientes humanos se componen de distintos tipos de tejidos, pero los genes que produjeron el código para crearlos realizan la misma función. El motivo de que sean capaces de producir elementos tan distintos a partir del mismo código genético es que cada tipo de célula activa sólo un pequeño grupo de genes, de tal forma que cada uno es único.

Las células «eligen» qué genes deben activarse mediante la regulación de la estructura de una sustancia denominada cromatina, material genético que consiste de cadenas de proteínas y ADN que forman nuestros cromosomas. Las cadenas de cromatina pueden aglutinarse en agregados compactos y silenciar así los genes, o bien pueden organizarse de forma más suelta y activar los genes. Por esta razón es básico identificar los factores que regulan la estructura de la cromatina. Si la estructura se altera, puede provocar enfermedades neurológicas, cáncer o anomalías del desarrollo.

El descubrimiento de BAHD1 por parte de este equipo supone un avance para la ciencia, pues su presencia en una célula silencia el gen IGF2 (factor de crecimiento II similar a la insulina), activo normalmente durante el desarrollo embrionario. El IGF2 no se encuentra por lo general activo en adultos sanos, pero sí en muchos casos de cáncer, al provocar la proliferación de células que pueden devenir en tumores.

«El descubrimiento del complejo BAHD1 aumenta el conocimiento que poseemos sobre los mecanismos que regulan los genes de nuestras células», indicó la Dra. Marion Karrasch Bott del Forschungszentrum Jülich, que coordina PATHOGENOMICS. «Este tipo de conocimientos podría desembocar en nuevas terapias contra el cáncer encaminadas a volver a silenciar genes activados a destiempo o dar lugar a nuevos marcadores pronósticos.»